Observación Sistemática. Diagnóstico Pedagógico. Parte II
5. HALLAZGOS OBERVACIONALES SOBRE LA CONDUCTA OBSERVADA.
- Días antes del inicio del curso académico: La menor se muestra ilusionada por comenzar el curso y no presenta rechazo ante la idea de acudir al colegio.
- Primer día: La estancia en el centro se limita a una hora, durante la cual, la menor compartirá el aula con un tercio de los alumnos de la clase. Ese día, acude al colegio acompañada de su madre. A medida que se acerca al centro, la alegría que en un principio mostraba se va transformando en ansiedad y desconfianza. Una vez en la puerta, comienza a mirar a su alrededor con cierta curiosidad y recelo, permaneciendo en todo momento pegada a su madre. A la hora de colocarse en la fila para entrar, se niega a separarse de ella y a acceder al interior del edificio. Sólo lo hace cuando la madre se ofrece a acompañarla. A la salida, la niña se muestra alegre, cuenta lo que ha hecho en clase y expresa su deseo de volver al día siguiente.
- Tercer día: La estancia se limita a dos horas diarias, durante las cuales, compartirá el aula con un tercio de los alumnos de la clase. Durante estos dos días, la niña no presenta signos evidentes de ansiedad por separación ni fobia escolar. Su actitud ante la idea de acudir al colegio es positiva. Le gustan sus nuevos amigos y profesores.
- Segunda semana: La estancia y el número de alumnos por aula aumentan. Permanecen casi un tercio de la jornada escolar y la clase está compuesta por 2/3 del alumnado. Al aumentar la estancia en el centro, la menor comienza a mostrar signos de fatiga al finalizar la jornada escolar. Por lo demás, su conducta sigue siendo positiva y no muestra ningún signo o síntoma de rechazo, de ansiedad o cualquier otro que nos indique una posible inadaptación escolar.
- Jueves, segunda semana: Ocurre el incidente más significativo de la observación. Llegado el momento de entrar al centro, la presencia de varios niños llorando a la vez, provoca que la menor comience a llorar también. Se muestra asustada y ansiosa y se niega en rotundo a separarse de su madre y entrar en el aula. La respuesta de los tutores ante esta situación, consiste en la separación forzosa de madre e hija y la posterior introducción de la menor en el centro. Esto provoca que la niña comience a llorar más fuerte y a gritar desesperada. A la salida, la niña sale tranquila pero más apagada que en los días anteriores. La profesora comenta que no ha parado de llorar en toda la mañana, llegando incluso a vomitar a causa de ello. Durante el resto del día, la niña duerme mal, llora y no se separa de su madre.
- Viernes, segunda semana: La menor no acude al colegio debido a que apenas duerme la noche anterior. Durante el fin de semana, expone continuamente su negativa a acudir al colegio.
- Última semana: Comienzan el curso escolar en sí. Su estancia en el colegio ya comprende toda la jornada escolar y, en el aula, cuenta con la presencia de todos sus compañeros. La menor continúa mostrando una conducta ansiosa y triste cada vez que tiene que acudir al colegio. Ante esta situación, los padres deciden llegar a las 9:00 (hora de entrada), en lugar de hacerlo cinco minutos antes como recomienda el centro, con el objetivo de que la menor acceda directamente al aula sin tener que permanecer en la fila. La finalidad de esta maniobra consiste en evitar que la niña esté presente en las situaciones de tensión que se generan durante la espera previa a la entrada al centro. Esta decisión resulta exitosa, pues al cuarto día la niña retoma su actitud inicial y vuelve a querer ir al colegio.
- Un mes después: La menor asiste con normalidad al colegio. Todas las noches prepara su mochila y su ropa y, por las mañanas se levanta, viste y desayuna sola, acude al colegio andando, acompañada por uno de sus progenitores, se sitúa en la fila y entra al ser llamada por su profesora. Todo ello sin que se evidencie ninguna señal de ansiedad por separación, rechazo o fobia escolar. A la salida se muestra alegre y tranquila, y siempre cuenta lo que le ha pasado ese día: habla de lo que han hecho ella y sus compañeros, canta las canciones que ha aprendido, relata los cuentos que ha escuchado, ...
6. CONDUCTAS ADICIONALES A LA CONDUCTA OBSERVADA.
Durante la observación sistemática en el aula se observa que:
1. Interacción social: La profesora nos describe a la niña como una persona muy independiente, con mucho carácter y temperamento, que muestra empatía y preocupación por sus compañeros, sobre todo cuando éstos lloran o están tristes. Indica que, aunque generalmente acepta y cumple las normas del aula y realiza sin problemas las tareas que se le indican, la menor, en ciertos momentos, exhibe comportamientos desafiantes a su autoridad, como no hacer lo que le manda o hacerlo al revés de cómo se le indica. La profesora señala que le parece una forma de llamar la atención, pues suele ocurrir cuando no se le hace caso o se aburre.
La conducta más llamativa es la negativa de la niña a hablar delante de sus compañeros cuando se lo pide la profesora, llegando incluso a no querer realizar las tareas que se le piden: describir el contenido de una ficha, ejercer de delegada de la clase... Aunque la profesora cree que esto se debe a que la niña es tímida y vergonzosa, esta conducta choca frontalmente con otras como, por ejemplo, bailar y cantar en voz alta delante de sus compañeros (llegando incluso a hacer pequeños “conciertos”) o, tras el reparto de tareas, no separarse del lado de la profesora, mostrando interés y curiosidad por todo lo que hace.
En general, no tiene problemas a la hora de interactuar con sus compañeros, relacionándose bien tanto con los niños como con las niñas. Sin embargo, no juega con todos ellos. Escoge principalmente aquellos niños más tranquilos y huye de los más inquietos. Participa activamente en las tareas grupales como cantar, bailar, psicomotricidad,... Le afectan mucho los sonidos y ruidos fuertes.
2. Desarrollo psicomotor: Es una niña muy activa que no para de realizar actividades y juegos, no existiendo en ella, momentos de inactividad o aislamiento. Cabe destacar que suele cantar en voz alta cuando realiza alguna actividad que le gusta y disfruta con ella.
A nivel cognitivo, la profesora nos señala que posee un desarrollo cognitivo por encima de la media de la clase. Mientras la mayoría aprenden las formas de los objetos, ella, junto a otros dos alumnos, maneja las formas, colores, texturas y tamaños (algo que también domina). Le gusta pintar y dibujar, mostrando una gran precisión a la hora de realizar estas actividades. Realiza puzzles de 16 piezas sola sin la presencia de ningún adulto. Conoce las letras del abecedario y sabe contar hasta diez. Sabe escribir su nombre e identifica las letras que lo componen. Habla gallego y castellano pero maneja palabras en inglés y francés. Sabe manejar dispositivos electrónicos como tablets, Ipad o móviles.
A nivel de motricidad, realiza casi todas las tareas ella sola, siendo apoyada por la profesoras en muy pocas ocasiones: come sola la merienda, va al baño, se limpia y se lava las manos ella sola, recoge los juguetes, lápices o material que usa, se abrocha y desabrocha el mandilón, lo cuelga y descuelga en su percha, se pone y quita la ropa. Cuando aparece alguna tarea que no es capaz de realizar, pide ayuda y muestra interés en aprender a realizarla ella misma, repitiendo continuamente la acción hasta que lo consigue.
7. SINTESIS DE RESULTADOS Y PAUTAS DE INTERVENCIÓN.
Tras observar la conducta de la niña durante el inicio de su etapa escolar podemos concluir que:
- A pesar de haber mostrado en ciertos momentos su negativa a acudir al centro escolar y separarse de su madre y, teniendo en cuenta que ha sido una niña que no ha acudido a la guardería y que ha pasado los tres primeros años de su vida junto a su madre, su adaptación al ámbito escolar fue positiva. Cabe destacar que los niños que han protagonizado los capítulos más negativos son niños que han acudido a la guardería municipal durante más de dos años y sería interesante realizar un estudiar sobre ello.
- A pesar de mostrarse reacia a hablar en público, la adaptación e interacción social de la niña es buena con respecto a sus compañeros y profesores.
- Su nivel de conocimientos con respecto a este año educativo están cubiertos, por lo que no se prevé que pueda tener o surgir problemas en este ámbito.
Con todo esto podemos concluir que la integración de la niña en el ámbito escolar ha sido óptima, no existiendo ningún tipo de indicio de ansiedad por separación familiar o fobia escolar. De seguir así, no se espera que surjan problemas con respecto a su integración. Es por ello que no recomendaría ninguna pauta de intervención para este caso.
Sin embargo, al realizar la observación me ha llamado la atención la forma en que el centro trata a los casos de niños que sí presentan ansiedad por separación. Pienso que un menor que muestra signos evidentes de ansiedad y temor no debería ser separado violentamente de su progenitor y obligado a entrar en el centro. Es en estos casos donde propondría una evaluación personalizada de cada caso y la intervención de personal especializado (psicólogos, psicopedagogos,...) dirigido a ayudar a padres e hijos, a superar con éxito esta etapa clave en el futuro educativo y formativo del menor.
Kurisu
Bibliografia y webgrafía:
DUEÑAS BUEY, Mª LUISA (2011): Diagnóstico Pedagógico. Madrid, Universidad de Educación a Distancia.
ORGILÉS, Mireia, ESPADA, José Pedro, GARCÍA-FERNÁNDEZ, José Manuel y MÉNDEZ, Xavier (2009): Relación entre miedos escolares y síntomas de ansiedad por separación infantil. Revista Mexicana de Psicología, Enero 2009, Volumen 26, Número 1, 17-25.
Enlace Web: http://www.redalyc.org/pdf/2430/243016317002.pdf
SANTACRUZ, Isabel, ORGILÉS, Mireia, ROSA, Ana I.,SANCHEZ-MECA, Julio, MÉNDEZ, Xavier y OLIVARES, José: Ansiedad generalizada, ansiedad por separación y fobia escolar: el predominio de la terapia cognitivo-conductual. Psicología Conductual, Vol. 10, Nº 3, 2002, pp. 503-521.
Enlace web: www.um.es/metaanalysis/pdf/7069.pdf
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