La Observación en la Investigación Científica Parte I

1. ¿Qué es la Observación? 

Existen numerosas interpretaciones del concepto Observación: 
  • La Real Academia Española la define como la capacidad de observar, de examinar atentamente, de advertir, de reparar. 
  • La Filosofía la considera un proceso de filtrado de información sensorial a través del proceso del pensamiento.
  • Para la Investigación científica puede ser tanto el primer paso del método científico como el paso previo al planteamiento de una hipótesis. 
Todas ellas tienen en común el considerar a la observación como una actividad innata en el ser humano y, resaltar el papel que en ella juega la capacidad de percepción e interpretación que posee cada uno. El cómo y con qué objetivos se apliquen estas capacidades, es lo que va a diferenciar una observación científica de todas las demás observaciones. 
Pues, para que una observación sea calificada como científica, ha de cumplir como mínimo los siguientes requisitos:
  • Servir a un objetivo de investigación ya formulado.
  • Estar sistemáticamente planificada y controlada. 
  • Estar sujeta a comprobaciones de validez y fiabilidad. 
Dentro del ámbito de la investigación, la observación científica se puede emplear de dos maneras:
  • Como método de investigación, lo que en investigación se conoce como Método Observacional.
  • Como técnica, o proceso sistemático y controlado mediante el cual se recoge información, en un contexto natural o ficticio. 
La mayoría de los aprendizajes del dominio cognoscitivo son evaluados mediante procedimientos de pruebas cuantitativas, sin embargo, otras áreas como la comunicación, las actitudes o los intereses se prestan más al uso de una técnica de medida como la observación.


 2. La Observación Científica. 

Dependiendo del criterio empleado, podemos realizar distintas clasificaciones de la Observación Científica. Si empleamos como criterio clasificador el grado de participación del observador, la observación científica se puede clasificar como:
  • Observación Interna: Participante. Exige la presencia del investigador y hay interacción social directa éste y los informantes al compartir el medio. Se caracteriza por ser cualitativa, exhaustiva (se registra todo lo que sucede), por actuar a partir del supuesto de investigación y por exigir una gran capacidad de atención, observación y reflexión del investigador.
  • Observación externa: No participante. Es el modelo racionalista de investigación. El observador no está en el conjunto que se está estudiando y tampoco tiene porqué estar presente, pudiendo realizarse la observación a través de vídeos, grabaciones,....Dependiendo de su contacto con la realidad, se puede clasificar la observación externa como directa (si está presente) o indirecta (si no lo está). Únicamente se registra lo preparado por el plan de observación y el objetivo que se pretende es la confirmación de una hipótesis. 

Observación Externa o No Participante



Si empleamos como criterio clasificador el control que ejerce el observador sobre la situación, podemos clasificar la observación científica en:
  • Sistematizada: Controlada. Es la más utilizada en las Ciencias Humanas. La observación parte de un estudio previo donde se ha definido la situación y el problema de investigación y la tipología de los datos. Existe un control del observador y de lo observado. Los datos suelen ser cuantificables y permiten su tratamiento estadístico posterior. Este tipo de observación se emplea en grupos pequeños.
  • No sistematizada: Ocasional o no controlada. La observación no responde a ninguna regla y resulta apropiada para cuando el marco conceptual está poco definido y se quiere determinar el problema de investigación. En la recogida de datos debemos precisar el momento y la forma en que se recogen los datos. La forma de recogida más empleada es la narrativa mediante informe escrito. 
Para realizar con garantías una observación científica, es importante que determinemos el propósito de la investigación (qué y porqué), las condiciones de la observación (quién, dónde, cuántos, cuándo,...), las técnicas y el tipo de análisis de datos. Siguiendo a Fernández Ballesteros (1992), los pasos a seguir en una observación en el aula serían:
  1. ¿Qué voy a observar? 
  2. ¿Qué unidades de medida voy a utilizar? 
  3. ¿Con qué voy a observar? 
  4. ¿Cuando, a quien y/o en que situación se va a realizar la observación? 
  5. ¿Quien o quienes van a realizar la observación? 
El proceso de observación maneja unas unidades de análisis, pretende un nivel de generalización, se realiza en un tiempo determinado, con un protocolo, por uno o más observadores que pueden participar o no según el tipo de observación y en una situación natural o ficticia, siendo estructurada o no dependiendo del tipo de observación.

3. El observador. 

El primer y más importante inconveniente con el que nos encontramos al realizar una observación, somos nosotros mismos. Esto se debe a que, como observadores, debemos hacer inferencias de la situación observada, inferencias que pueden ser erróneas bien por falta de objetividad por nuestra parte o bien por desconocimiento del tema observado o por observar lo no adecuado.
Otro problema con el que nos enfrentamos es el llamado efecto de reactividad, la influencia del observador sobre los sujetos observados, por el simple hecho de formar parte de la situación observada. Es por ello que el observador debe “fotografiar” los hechos sin que su presencia los perturbe. Se le exige:

  • Conocimiento de la temática 
  • Imparcialidad  
  • Madurez mental e imaginación controlada  
  • Libre de fatiga 
  • Actitud alerta activa  
  • Capacidad para oír, escuchar, ver y percibir 
  •  Pasar desapercibido  
  • Comprender fenómenos complejos  
  • Habilidades comunicativas 
  • Empatía  
  • Capacidad de autocrítica





Kurisu

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