Discurso del Cuarto Certamen Público pronunciado en el Real Instituto de Gijón (1801)

    Discurso pronunciado en el Real Instituto de Gijón el 1 de febrero de 1801. Es un escrito incompleto que nunca fue publicado; posiblemente fue un borrador sin finalizar que Jovellanos empleó a modo de guión para su intervención en el certamen. Teniendo en cuenta la situación de acoso en la que se encontraba, puede que ni siquiera fuese un discurso formal, sino unas palabras sobre el acto.
    Los objetivos de dicho discurso son dar a conocer los resultados de la institución educativa en el último año, premiar a los alumnos más destacados y anunciar los proyectos para el curso siguiente.
  
  En medio de la mayor crisis sufrida por su fundación, provocada en parte por la falta de apoyo público y privado, Jovellanos reconoce las dificultades, especialmente las económicas, de la institución a la vez que se muestra esperanzado y optimista sobre su futuro. Cree que llegará un día en el que la sociedad y las administraciones valorarán adecuadamente la experiencia del Real Instituto y se reconocerán los esfuerzos realizados por éste para consolidar una alternativa a la enseñanza tradicional.
    En este documento, Jovellanos define la instrucción como la reunión de los conocimientos necesarios para la perfección del ser. Es decir, es la perfección de uno mismo hasta el nivel que uno desee o necesite, usando para ello los conocimientos precisos. Consecuencia de esto es que, según sea el grado de instrucción recibida, se producen desarrollos y diferencias en la formación de cada persona.
    Jovellanos tiene muy en cuenta, también, el saber individual y el colectivo. Por un lado, valora la felicidad y el aprendizaje de cada ciudadano y por otro lado, fomenta el bienestar y el aprendizaje de la nación. El individuo, la persona, el ciudadano y la sociedad, los grupos sociales y colectivos son elementos que van siempre interrelacionados.
    Al mismo tiempo, tiene en cuenta al hombre en su relación con la naturaleza y en su vinculación con la cultura y con la sociedad. Viene a recordarnos que gracias a la instrucción se transforma la naturaleza, se crea riqueza y bienestar porque se adquieren los conocimientos y las técnicas necesarias para ello.
    En el ideario de Jovellanos, nada se puede explicar sin la instrucción y, por el contrario, todo tiene sentido cuando el hombre se instruye y actúa en el medio. En líneas generales, vuelve a reiterar sus conocidas tesis en torno a la instrucción pública como motor de la transformación social y económica del mundo. 

Kurisu.

Bibliografía: 
Antología de Escritos Pedagógicos. Jovellanos, G. M. Edición, introducción y notas de O. Negrín Fajardo. Madrid, Editorial Sanz y Torres, 2010.


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